miércoles, 13 de mayo de 2009

Star Trek. Where no fan has gone before...*



Revisitar el universo Trekkie era una opción lógica. Llevábamos años en los que los grandes blockbuster se habían olvidado del espacio, bajando la mirada a mundos de fantasía poblados por humanoides digitales y bestias magníficas que entablaban combates espectaculares por causas imponderables. Mundos de fantasía. Lo cierto es que la época del Sword&Sorcery tampoco ha sido una mala temporada, nos ha dado grandes películas como la saga del Señor de los Anillos, pero el género empezaba a mostrarse desgastado y falto de tirón en taquilla. Después de los fracasos consecutivos de La Brújula Dorada y la segunda parte de las Crónicas de Narnia, era hora de volver a alzar la vista hacia la última frontera.

Star Trek, cuya serie original se emitió en EEUU de 1966 a 1969 creada por Gene Roddenberry, fue una serie visionaria. Muchos de sus inventos son un fiel reflejo de aparatos que utilizamos hoy en día como una parte más de nuestras rutinas. El Tricorder capaz de analizar atmósferas y sustancias microscópicas, ser la fuente de datos consultiva que necesita todo héroe en planetas perdidos, es una visualización bastante cercana de nuestras Palms, PDAs o Smartphones. El comunicador original de Star Trek incluso se abre como un móvil tipo concha y los receptores que portaba Uhura en sus orejas recuerdan a una versión analógica multidireccional de un manoslibres Bluetooth. Incluso se han hecho grandes avances en teletransportación, aunque todavía sea a nivel submolecular. Pero todos estos aparatos, indispensables en una buena película de ciencia ficción, no eran el alma de la serie. Más abajo, como una presencia constante de la que surgen todos los órdenes y comportamientos del universo Star Trek, se encuentra la situación de la Humanidad. Los seres humanos de la serie de Roddenberry viven en un mundo en el que son una comunidad real, sin diferencias de nacionalidad, sexo o raza, sin problemas económicos, sin enfermedades a las que combatir durante años para dominarlas o convivir con ellas, sin limitaciones religiosas, sin guerras entre humanos. Es una Humanidad homogénea, aunque variada, esperanzada e ilusionada por el devenir futuro de los acontecimientos, por explorar y descubrir, por llegar donde ningún ser humano ha llegado antes, como bien decía la entrada de la serie con la voz de William Shatner. Esa Humanidad ha dado el siguiente paso, ha superado las dificultades naturales y artificiales, incluso las morales y enteramente humanas. Es un futuro esperanzador, alejado enormemente de cualquier otra visión utópica del futuro del Hombre, un futuro en el que nos gustaría ver a nuestros hijos. Vale, también hay razas alienígenas cuya base cultural es el combate, la muerte y la destrucción, razas (humanoides o no), que quieren conquistar el universo, evolucionar, aximilar otras culturas o simplemente destruírlas. Hay seres de otras dimensiones que se teletransportan hasta el armario del último niño a bordo del Enterprise. Es un futuro con monstruos y amenazas, pero si no… ¿qué clase de Space Ópera sería?

La revisitación y replanteamiento de la serie original era el siguiente paso a seguir. Precedida por nuevas series, con nuevos personajes, previos o posteriores a la generación de héroes originales, que definieron todo el universo Trek, las limitaciones temáticas y temporales de la serie hacían muy difícil el devolver a la gran pantalla una película de Star Trek, con intenciones de que no fuera la última entrega, como ocurrió con las últimas películas de la Nueva Generación de Piccard y Compañía, que después de brillar con la excelente Primer Contacto (Johnathan Frakes, 1996), habían hecho largometrajes que parecían una despedida hasta que realmente lo fue. Al menos la generación original se despidió a lo grande, la Nueva Generación se fue desinflando hasta desaparecer entre la serie B. Peeeeero… llegó Christopher Nolan, revisitó el universo Batman, lo actualizó, lo volvió realista y marcó el camino a seguir para los demás éxitos blockbusterianos que le seguirían. También Bourne tuvo algo que ver en el asunto. Primero James Bond se volvió hacia esta nueva tendencia (aunque menos de lo que nos hicieron creer, sobre todo la segunda cinta), después se comenzó a rumorear los posibles cambios hacia lo realista de la serie Superman… estaba claro que si tenía que haber una vuelta del Star Trek original no había mejor momento, ni director/productor más adecuado.

JJ Abrams es un tipo especial, conocido como el “Rey Midas de la pequeña pantalla”, por sus éxitos Alias, Lost o Fringe, decidió hacerse cargo de la nueva versión de Star Trek aunque no era un gran fan, porque comprendió las posibilidades que permitía este universo. Estamos hablando de ciencia ficción, así que debía (más le valía) ser espectacular, al mismo tiempo que era una franquicia en riesgo que ya no generaba tantos millones como en sus orígenes, por lo que debía ser comercial y alcanzar a todo tipo de públicos, no sólo a los fanáticos de la serie; también era una vuelta de tuerca a los personajes que ya conocíamos, por lo que su margen de maniobra era limitado, pero afortunadamente, la ciencia-ficción amplía las posibilidades de reestructuración de historias. El hecho de que todo lo que ocurra en la película sea algo nuevo, de una nueva línea temporal creada por un azar del destino, abre enormemente las posibilidades de hacer algo grande, al tiempo que se disfruta de lo ya conocido. Abrams ha conseguido superar las barreras propias del proyecto y lanzarse a un exitazo de taquilla que abra una nueva franquicia, resucitando una olvidada y devolviéndosela a gran público.

Entre las partes más positivas de la cinta, nos encontramos con un cierto estilo Supermán (Richard Donner, 1979), la primera de las películas del Hombre de Acero que pudo considerarse una obra de primera categoría. Empezamos el viaje con un recorrido por las infancias y adolescencias de Kirk y Spock, hasta llegar al momento en el que sus destinos se cruzan. Esa primera parte, aunque quizás sea un poco larga, marca unas distancias increíbles con el resto de la saga de Star Trek, no ya tanto a nivel de historia, sino a nivel de estructura. Ya no estamos viendo un episodio más, esto es algo nuevo, un punto y aparte. También tenemos mucho de Star Wars, con diversos planetas, civilizaciones, misterios y monstruos, además de aventuras y registros humorísticos parecidos a los de la saga de Lucas. Por último tenemos el universo Trekkie, que no ha desaparecido, ni mucho menos. Además de los personajes originales revisitados, tenemos la presencia de Leonard Nimoy interpretando al Spock original, que no sólo legitimiza esta nueva versión, sino que le aporta la posibilidad de expandirse al crear la línea temporal alternativa en la que a partir de ahora nos moveremos. También está la prueba del Kobayashi Maru, el pinzamiento vulcano, los phasers, el mítico capitán Pike, frases reconocibles, los pijamas ;D… todo ello perfectamente adaptado a la nueva situación, a los nuevos tiempos que corren.

En cuanto a lo negativo, he de decir que es la primera vez que no salgo satisfecho con una banda sonora de Michael Giacchino, no es que esperase el tema original, que también, sino que me hubiera gustado que la música fuera menos constante, machacona, etc. y que tuviera un tema distintivo de la nueva serie que fuera más reconocible de lo que será éste. También la sensación de presentación que recorre toda la película, al igual que ocurre con las primeras entregas de Harry Potter, X-Men, Batman Begins, etc. Y hay algunos agujeros de guión bastante llamativos, pero eso tampoco es algo nuevo, ni en la ciencia-ficción, ni el universo Star Trek.

No obstante, se trata de un espectáculo puro y duro, muy entretenido y divertido, lleno de todo lo que nos gusta en las buenas space óperas y con algunas sorpresas (lo que le ocurre a cierto planeta es algo que nunca se había visto en Star Trek, por no hablar de los intereses amorosos de Spock), que está teniendo una buena acogida por parte del público, de todo el público, quiero decir, y que muy probablemente dé lugar a un par de secuelas, que esperemos que sigan los pasos de ésta, e, incluso, mejoren resultados.

Es cierto que yo no soy el mayor Trekkie de la historia, aunque me encante ese universo, quizás no conozco tantos datos como para sentirme ofendido por lo que he visto en pantalla, pero ha conseguido entretenerme e ilusionarme por lo que puede venir a continuación.

Valoración: 5 Unidades Aprovechables

Ficha en IMDB (Nota 8,6 en el momento de la consulta)

Ficha en Boxofficemojo

Lo más aprovechado: La posibilidad de tener una nueva línea temporal completa.

Lo más aprovechado de lo anterior: el legado de la serie, para llegar a un público global.

Lo menos aprovechado: La música. (Edito y rectifico: ver entrada correspondiente http://seisunidadesaprovechables.blogspot.com/2009/07/mis-disculpas-senor-giacchino.html )

¿Éxito o fracaso? Éxito, una brutal entrada en taquilla a nivel mundial, uno de los acontecimientos cinematográficos del año. Esperemos que las secuelas la superen.

Trailer

Aquí un vídeo antiguo sobre un enfrentamiento entre la Enterprise y la Flota Imperial de Star Wars.

Y uno sobre lo mismo, pero un poco más nuevo: Star Trek vs Star Wars DMP

Star Trek meets The Monty Python (canción Camelot)

Star Trek Frasier... si la tripulación fueran los personajes de Frasier…

* Perdonadme la referencia a Futurama, pero... ¿había mejor título que ése?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

NO MUERTO de Pablo Sánchez Blasco. ESTRENADO EN EL FESTIVAL DE GIJÓN!!!